Hace poco les hable de mi amor por las películas clásicas, así que en esta ocasión les haré una recomendación de una de mis cintas favoritas, y por mucho una de las mejores comedias románticas que se han hecho.
Antes de que las telenovelas mexicanas se encargaran de utilizar hasta el cansancio la historia de la cenicienta, hubo una película que le dio un giro al cuento, llevándolo a la actualidad de ese momento. Sabrina, película del año 1954, teniendo como protagonistas a tres leyendas del la edad de oro de Hollywood: Humphrey Bogart (Casablanca), Audrey Hepburn (La princesa que quería vivir), y William Holden (Sunset Boulevard)
Sabrina (Hepburn) es la joven y tímida hija del chofer de la familia Larrabee, quien desde que tiene memoria ha estado perdidamente enamorada sin ser correspondida de David Larrabee (Holden), el hijo más joven, malcriado y mujeriego de la familia, a diferencia de su hermano mayor Linus (Bogart), quien es un adicto al trabajo y jamás se ha enamorado profundamente de nadie. El padre de Sabrina decide que será bueno para ella tener una mejor educación, por lo que es enviada a París a estudiar Gastronomía, con los mejores profesores. Años después Sabrina regresa transformada en una elegante chica de sociedad, y David inmediatamente cae rendido ante sus encantos, por fin el sueño de Sabrina está por cumplirse, el problema está en que David está a días de casarse, trayendo como beneficio un excelente negocio para la empresa de la familia. Ante el peligro de que la unión entre ambas empresas se venga abajo Linus hará hasta lo impensable por separar a Sabrina del amor de toda su vida, y su principal táctica será enamorándola.
Además de los grandes díalogos y actuaciones, un plus que tiene la cinta es que está ambientada con un “glamour” que ya no se ve estos días, gran aporte es el magnífico vestuario realizado por la ganadora del oscar Edith Head y el mismo Hubert De Givenchy.
Entre las curiosidades de esta cinta destaca que a pesar de la gran química que hay en la cinta entre Bogart y Hepburn, ninguno de los dos se soportaba e incluso Bogart hizo de todo para que la despidieran y le dieran el papel a su esposa. Afortunadamente esto no paso, pero jamás volvieron a trabajar juntos, y él no perdió la oportunidad de mostrarle su poco aprecio, como cuando los periodistas le preguntaron directamente que tenía contra ella, él contestó"Nada, realmente. Si no te importa tener que repetir veinte veces la misma escena cada vez..
De igual manera Bogart y Holden tampoco congeniaron, y al contrario de los papeles que les tocó interpretar en esta cinta, Holden era un hombre muy serio y de costumbres tradicionales. Se dice que le gustaba volver a casa con su esposa – a pesar de que es bien sabido que tuvo un amorío con Hepburn durante el rodaje- en cuanto acababa la jornada. Bogart en cambio era un libertino y todos los días a las 6 de la tarde se largaba al bar a atiborrarse de whisky hubiera o no tomas pendientes, cosa que disgustaba profundamente a Billy Wilder el director.
Paris is for lovers. Maybe that's why I stayed only thirty-five minutes.
Por cierto, yo les recomiendo que vean esta cinta en su versión original, ya que hay un remake de 1995 protagonizado por Julia Ormond, Harrison Ford y Greg Kinnear, el cual no es malo, pero les juro que no hay nada como la original.
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